Esta entrada pretende servir como finalización del trabajo y para resaltar que para completar una introducción del juego tradicional en la clase que vaya más allá de la puesta en práctica en cada momento del juego en cuestión, sería conveniente desarrollar una labor de investigación sobre el origen y evolución de los juegos basada en fuentes primarias (preguntas a familiares de los niños) y secundarias (bibliografía, etc.), variantes que presentan cada uno de ellos así como los objetivos que se consiguen o se pretenden alcanzar también con cada juego concreto a través de su puesta en práctica. Toda esta información podría completar unas fichas a modo de catálogo. Si bien es cierto que podría haberse incluido dicha aportación en las entradas del blog referentes a los juegos, esto hubiera sobrepasado los objetivos del trabajo encomendado y se ha optado por ofrecer una sucinta descripción de las reglas de cada juego. Antes de recordar a modo de corolario, mediante una breve exposición la finalidad de este blog, es necesario mencionar que las imágenes, vídeos y demás inserciones utilizadas se han encontrado en la red tras búsqueda con Google y se emplean simplemente con fines de ilustración. Además,algunas fotografías se han extraído del fondo legado por la Fundación Martínez Guerricabeitia a la Biblioteca Valenciana y la información sobre los juegos internacionales se ha obtenido del cuaderno del profesor editado por Casa Mediterráneo con motivo de su proyecto de Juegos Tradicionales Infantiles del Mediterráneo en Abril del 2010.
La incorporación de los juegos tradicionales al currículum pasa por un análisis previo de la motricidad de los alumnos así como también de la idoneidad de los juegos (evitando prejuicios y sexismo) sin olvidar que el objetivo fundamental del proceso educativo es la formación de personas, desarrollar su aprendizaje y promover sus capacidades para comportarse como seres activos y participativos en la comunidad. Una de las mejores maneras de alcanzar ese fin es favorecer el crecimiento personal del alumno ya que cada individuo posee aptitudes y actitudes intrínsecas que lo diferencian del resto y potenciar la creatividad, algo que se consigue a través de elementos que aporta el juego popular. Las actividades físicas colectivas que comportan muchos de ellos facilitan las relaciones interpersonales, la integración y el respeto, funcionando como mecanismo de aceptación y entendimiento de las diferencias y resultando decisivas como contribución al desarrollo de la cooperación y la solidaridad. La elaboración y aceptación de las normas conlleva aprender a convivir y las actividades que desarrollan habilidades motrices requieren asumir tanto las diferencias como las posibilidades y limitaciones propias y ajenas. Si bien es cierto que las acciones competitivas pueden generar conflictos, también es cierto que la resolución de las mismas podemos basarla en el diálogo, transformándose aquellas en algo positivo. La autonomía y la iniciativa personal se pueden ver respaldadas por la organización individual y colectiva de los juegos. Desde la inclusión del juego como medio educativo tratamos como fundamentales el esfuerzo personal y las relaciones con el grupo, favorecemos las relaciones personales positivas y recuperamos el tiempo de juego en la infancia así como abarcamos la transversalidad que supone la propuesta. Proposición que termina por abordar aspectos relacionados con la competencia lingüística (aprendizaje de vocabulario específico del juego, intercambio comunicativo que se produce durante el mismo), con el fomento del juego cooperativo donde se potencia el respeto por las normas del mismo, la aceptación del éxito de los demás y la resolución pacífica y negociada de los conflictos (Educación para la Paz), la promoción de actividades co-educativas, la transmisión de valores vitales para desempeñarse en sociedad como los de colaboración, solidaridad, respeto, y esfuerzo (Educación Moral y Cívica) e, incluso, incide en la Educación Intercultural si elegimos introducir juegos de otros países como método de acercar culturas y de atención a la diversidad (llegando de pleno al campo de las necesidades educativas especiales). Todo ello puede ser tratado con una herramienta de baja complejidad, sin exigencias técnicas ni de reglas complicadas y que, en muchas ocasiones, ni tan siquiera requiere de equipamiento manufacturado y que, si es necesario, se puede adaptar a las características del alumnado.
La incorporación de los juegos tradicionales al currículum pasa por un análisis previo de la motricidad de los alumnos así como también de la idoneidad de los juegos (evitando prejuicios y sexismo) sin olvidar que el objetivo fundamental del proceso educativo es la formación de personas, desarrollar su aprendizaje y promover sus capacidades para comportarse como seres activos y participativos en la comunidad. Una de las mejores maneras de alcanzar ese fin es favorecer el crecimiento personal del alumno ya que cada individuo posee aptitudes y actitudes intrínsecas que lo diferencian del resto y potenciar la creatividad, algo que se consigue a través de elementos que aporta el juego popular. Las actividades físicas colectivas que comportan muchos de ellos facilitan las relaciones interpersonales, la integración y el respeto, funcionando como mecanismo de aceptación y entendimiento de las diferencias y resultando decisivas como contribución al desarrollo de la cooperación y la solidaridad. La elaboración y aceptación de las normas conlleva aprender a convivir y las actividades que desarrollan habilidades motrices requieren asumir tanto las diferencias como las posibilidades y limitaciones propias y ajenas. Si bien es cierto que las acciones competitivas pueden generar conflictos, también es cierto que la resolución de las mismas podemos basarla en el diálogo, transformándose aquellas en algo positivo. La autonomía y la iniciativa personal se pueden ver respaldadas por la organización individual y colectiva de los juegos. Desde la inclusión del juego como medio educativo tratamos como fundamentales el esfuerzo personal y las relaciones con el grupo, favorecemos las relaciones personales positivas y recuperamos el tiempo de juego en la infancia así como abarcamos la transversalidad que supone la propuesta. Proposición que termina por abordar aspectos relacionados con la competencia lingüística (aprendizaje de vocabulario específico del juego, intercambio comunicativo que se produce durante el mismo), con el fomento del juego cooperativo donde se potencia el respeto por las normas del mismo, la aceptación del éxito de los demás y la resolución pacífica y negociada de los conflictos (Educación para la Paz), la promoción de actividades co-educativas, la transmisión de valores vitales para desempeñarse en sociedad como los de colaboración, solidaridad, respeto, y esfuerzo (Educación Moral y Cívica) e, incluso, incide en la Educación Intercultural si elegimos introducir juegos de otros países como método de acercar culturas y de atención a la diversidad (llegando de pleno al campo de las necesidades educativas especiales). Todo ello puede ser tratado con una herramienta de baja complejidad, sin exigencias técnicas ni de reglas complicadas y que, en muchas ocasiones, ni tan siquiera requiere de equipamiento manufacturado y que, si es necesario, se puede adaptar a las características del alumnado.
En definitiva, desde esta bitácora se pretende utilizar el juego tradicional como medio pedagógico multidisciplinar que mejore el proceso de enseñanza-aprendizaje considerado éste como desarrollo integral, esto es, cognitivo, afectivo y social. Entiendo que desde posiciones lúdicas este tipo de juego sirve, además de para evitar la rutina, como mecanismo de aprendizaje sencillo por su fácil acceso al acomodarse a las características tanto personales del niño como del contexto social y cultural (admiten variaciones para adaptarse a las necesidades individuales y de espacio, por ejemplo). También por su variabilidad y accesibilidad funcionan como instrumento de atención a la diversidad y facilitador de la integración. En parecido sentido, es destacable su capacidad para favorecer la socialización y el conocimiento de los iguales y su característica como potenciador de la co-educación, las relaciones interpersonales ( no ya solo entre los que juegan sino también se podría plantear una investigación en la que el niño preguntara a sus padres y abuelos a qué jugaban cuando eran pequeños de manera que se fomentara el vínculo personal intergeneracional), el trabajo en grupo y/o por parejas y la comunicación e inserción social, sin olvidar que actúan como estímulo de la cooperación. Y todo ello propiciando un tiempo de disfrute y diversión. Valga como ejemplo de la interdisciplinariedad de la propuesta el considerar las materias de Lengua, Matemáticas y Conocimiento del Medio: en la primera el juego nos sirve para que el niño conozca y utilice el vocabulario propio del mismo y para que desarrolle su expresión oral y/o escrita por explicar las normas a seguir, respecto a la segunda el juego nos puede introducir en el conocimiento de los números y las operaciones así como nos puede ayudar a presentar los conceptos de figuras, formas y dimensiones (a través del campo de juego) y, para la última, a través del juego se puede producir el descubrimiento del propio cuerpo y la participación en actividades de grupo que permite adoptar un comportamiento constructivo y de respeto por los demás compañeros.
exelente trabajo
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